Pienso mucho y también siento un montón.
Los humanos tenemos un afán de catalogar las cosas:
¿Blanco o negro?
¿Sí o no?
¿Somos o no somos?
¿Vas o no vas?
¿Piensas o sientes?
Pero ¿para qué limitarnos a escoger entre dos?
Y ¿si quiero ser gris y mucho color?
Y ¿si hoy digo “no sé” y acepto que esta bien?
Y ¿si quiero que nos quedemos en los que estamos siendo y explorar a la vez?
Y ¿si quiero ir a muchos lugares y no irme también?
Y ¿si pienso y siento a la vez?
Obligarnos, nosotros mismos, a escoger entre dos opciones es la manera más segura de limitarnos a todo lo que podría ser.
Y digo nosotros mismos porque sí, creo que somos nosotros mismos los que complicamos las cosas más de lo que deberían ser.
Soy muy de escribir sobre este tipo de ideas porque soy la que más necesita el recordatorio. Empecé esta serie de escritos porque quería poder practicar poner lo poco de adentro en lo de afuera y a la vez analizar que se repite, que me resuena y que ya no sé con certeza. Hoy la práctica se acaba y a ti que me has leído te agradezco por estos 30 días de acompañamiento.
Me gusta vivir mi vida de afuera con como la pienso y siento por dentro. Y sé que buscar vivir de esa manera es aceptar que la complejidad de vivir por dentro jamás será ni tiene que ser algo “simple” que exponer.
Pero así mismo no tiene porqué ser un vaivén entre dos opciones. Y vivir entre muchas opciones tampoco tiene porqué ser complicado.
Vivir en el medio es vivir en lo que está sucediendo. Y aquí estamos, en eso.
Nos vemos en un tiempo. Seguro vendré con buenas y nuevas emocionantes noticias.
Por ahora, gracias.
Bienvenido a este nuevo espacio — práctica en público. Este es un espacio en el que me prometo por un mes escribir algo, pero escribir. Gracias por montarte conmigo. Disfruta 🫀
P.S. ¿De dónde viene la inspiración? Este concepto esta totalmente inspirado por Seth Godin y su newsletter. Aquí puedes leer más del concepto.